El comercio de proximidad se ha visto afectado por los cambios continuos de su entorno y la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos. La falta de recursos es una de las principales limitaciones que tienen para hacer frente a las grandes superficies.

La Cátedra de Innovación para el Comercio ha desarrollado una plataforma denominada “de experiencia-cliente” que recoge información relativa al perfil comercial de las ciudades. A través de diferentes fuentes de recogida de datos obtiene información acerca de la tasa de conversión, de cómo afecta la climatología a las compras, cuál es el perfil del cliente: ticket de compra, sexo, edad, medio de transporte, entre otras muchas características. Además, gracias a una tecnología de neurociencia, pueden conocer las emociones de los individuos en el proceso de compra, a qué prestan más atención y qué zonas les impactan más tanto del interior de la tienda como de los escaparates.

Esta iniciativa, que busca tener continuidad y ser escalable a otros municipios, incorpora la innovación y las nuevas tecnologías al pequeño comercio, dotándole de recursos para adaptarse a las necesidades de los consumidores e incrementar sus ventas.

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